Modelo Lena
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Cuando se quiere construir o reformar, sea una vivienda, oficina, local comercial, etc., se comienza con una idea. Para que esa idea cobre vida, es necesario reunir información, documentarla y representarla de forma gráfica. Esto se hace, generalmente, a través de un proyecto de arquitectura.
Los arquitectos son los profesionales que se encargan de desarrollar el proyecto arquitectónico. Por medio de sus conocimientos técnicos, crean una propuesta funcional capaz de suplir una necesidad específica. Para ello, generan planos, vistas, memorias y todo tipo de detalles que sirvan como referencia para iniciar con las actividades constructivas.
Existen múltiples factores que un arquitecto debe considerar para elaborar un proyecto de calidad. Dependiendo de su complejidad, se pueden requerir elementos adicionales para respaldarlo.
Estos son los componentes más comunes del proyecto arquitectónico:
En primera instancia, se debe evaluar el espacio disponible para adaptar el proyecto y conocer sus limitantes. Aquí se establecen las dimensiones, superficies y volúmenes de cada área a construir para que resulten funcionales.
El arquitecto debe diseñar los recintos de una forma coherente. De esta manera, las actividades que desarrollen en cada área irán en congruencia con su entorno.
Es importante considerar la iluminación, ventilación, temperatura, entre otros aspectos, que sirvan para proporcionar confort a los habitantes. Incluso debe tomarse en cuenta el acceso para personas discapacitadas.
Hay varios aspectos relevantes para que el arquitecto adapte el proyecto de forma conveniente. Entre ellos, el clima, la incidencia del sol, el relieve y la vegetación. Recuerda que el impacto de una obra en su entorno nunca debe ignorarse
Las características de los materiales a elegir, sus costos y la manera de obtenerlos son aspectos importantes para el desarrollo del proyecto. Por ello, el arquitecto debe proponer materiales que se ajusten al presupuesto y que funcionen en el entorno en el que estarán expuestos.
En el proyecto de arquitectura se incluyen detalles técnicos y constructivos de las estructuras. Además, se anexan los cálculos que fueron hechos para respaldar la estabilidad de la estructura ante eventos ambientales como los sismos y la acción del viento.
La intervención de distintas disciplinas o especialidades en las actividades constructivas deben especificarse en el proyecto. Los equipos mecánicos, las instalaciones eléctricas y sanitarias, entre otros servicios a implementar, también tendrían que detallarse en el proyecto de arquitectura.
El arquitecto también debe considerar una serie de aspectos de seguridad. Entre estos están los medios de escape, los sistemas contra incendio, la vigilancia, los accesos controlados, las barandas y los elementos antideslizantes en la escalera.
Entre los componentes más importantes a evaluar están las normativas y leyes asociadas a la construcción. Para llevar a cabo una obra, se deben conocer sus limitantes y actuar en consecuencia para evitar conflictos posteriores.
Generalmente, el proyecto se adapta a la capacidad de inversión del cliente. Por tanto, se hacen las estimaciones pertinentes para conocer de manera precisa cuál será el costo de construcción.
La viabilidad de la obra es un factor relevante a considerar. Para hacer un desembolso como el que implica una construcción, se debe estudiar su rentabilidad. La plusvalía del proyecto en el lugar en el que se implanta es un elemento importante a la hora de construir.
El uso de los recursos, los criterios de diseño y las técnicas constructivas a implementar deben ir en pro de la sostenibilidad. Por ejemplo, el consumo energético del edificio tiene un impacto en el medio ambiente. Por tanto, vale la pena adaptar el proyecto y sus instalaciones para generar un menor consumo.
El correcto desarrollo de un proyecto arquitectónico depende de cada una de sus fases. La primera etapa inicia con el primer contacto entre el cliente y el arquitecto. Aquí el cliente expone sus necesidades y requerimientos para que el arquitecto genere un diseño en función de sus demandas.
A partir de allí, el proyecto se divide en las siguientes fases:
En esta etapa se reúne toda la información histórica para ejecutar el proyecto. Se toma en cuenta la zonificación, lo que se ha construido anteriormente, las normativas municipales, las características del terreno, entre otros. A esta etapa también se le conoce como estudios preliminares.
Considerando lo anterior y el presupuesto estimado para la obra, se investiga qué tan viable será realizar el proyecto. De esta manera, se conocen los riesgos de hacer la inversión y si vale la pena seguir adelante con la obra.
En la fase de anteproyecto, se diseña la planimetría del proyecto y los distintos detalles constructivos. Se generan planos de fundaciones, de planta, cortes, elevaciones, entre otros, que permiten estimar el resultado final del proyecto.
En esta etapa se elabora una memoria técnica y descriptiva en la que se puede conocer a profundidad las características del proyecto. A este punto ya se han generado los planos definitivos y se conocen detalles acerca de los materiales y la ejecución de la obra.
El proyecto ejecutivo es el que permite conocer cuáles son los posibles contratiempos o puntos desfavorables del proyecto. Para ello se recauda toda la documentación generada y se estudia la propuesta a fondo para hacerse una idea clara de cómo será la ejecución de la obra.
Concluidas las fases anteriores, es hora de obtener los permisos de construcción pertinentes. Para ello, el proyecto debe cumplir con las normativas y regulaciones que demanda la ley. Además, tiene que presentarse una carpeta de obra para que los entes gubernamentales conozcan la propuesta y puedan aprobarla.
Al obtenerse las licencias para construir, es hora de dar inicio al proyecto. Por tanto, los profesionales involucrados (arquitectos, ingenieros, técnicos, etc.) deben llevar el control y supervisión de los avances de obra. La supervisión permite que se pueda construir según lo proyectado y su calidad. Esta es una fase fundamental para el futuro de la obra.
Una vez concluida las actividades constructivas, se debe entregar un documento formal de cierre. La recepción de obra es el último proceso. Por ello, se comprueba que el proyecto sea funcional, que esté en orden y que nada se haya pasado por alto.
Si se tiene en cuenta esta información, se puede diseñar un buen proyecto de arquitectura de principio a fin.
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